lunes, 29 de abril de 2013

Cuando


Cuando la sombra llegue a los silentes labios
de la espera
en el crepuscúsculo sellado de fisuras
sin sentido
flotando contra el viento entre las olas
de mi viaje
Cuando el óleo en agonía describa mi congoja
suspendida
con la noche colgada entre la luna de mis horas
invisibles
Cuando todo esto acabe entre la bruma
entre el fuego que ahoga
sin sentido
Entonces tu y yo seremos poesía.
Fausto

Eres




El colibrí esmeralda de mis sueños
un oasis de luz en mis resquicios
la plegaria de amor de mis veredas
un caudal en el desierto de mis penas

El asombro en el fulgor de tu sonrisa
incandescente latido en mi ramaje
trinar azul, melaza en la alborada
un milagro de luz en mi existencia

El jazmín que aroma mis pesares
el capullo que perfumó mi vuelo
en la cosecha de aquella primavera
de aquella vez primera, la promesa.
Fausto

ARA II



Se vestirá el misterio con tu ausencia
en el olor de fuego y ola de suspiros
como llama que muere en mi pupila
en el muro que sangra por mi duelo

Se perderá el latido entre las sombras
en las rondas que mueren con el alba
cuando tu voz sea nube de mis sueños
y tu herida intersticio de mi hoguera.

Dulceamargo cobijo de zozobras
para perpetuar la gloria de mi infierno
con el viento entre las dudas de promesa
abatiendo tus alas contra el viento

Respirar la fragancia de tu asombro
como aroma navegando entre sollozos
entre la bruma de piedras y silencios
mientras despides las rosas sin espinas.
Fausto 

domingo, 28 de abril de 2013

ARA





Trasplantar los pedazos de la noche lejana
ver la aurora en tu mirada y escapar de tus ojos
Subir al pensamiento para inventar sueños
donde el silencio sea el camino para llegar a ti
al jardín de tu alma que florece cristalina
Inventar un mundo y despertarme en tu silencio,
ser lluvia, el reflejo en tus pupilas abatidas
contar tus horas tristes deshojando estrellas
abrir las puertas a la ilusión de la alborada
para alojar tus alas de paloma en mi congoja
Rescatar el lúdico vaivén que se quedó dormido
en el polvo abandonado de la cesta sin tiempo
donde mágicas horas hacían brotar las fantasías.
El trigal se mece en el pan de levadura sideral,
en las tardes oníricas que se desvanecen
al resplandor de tu risa -murmullo de luz-
aromado recuerdo en mi piel desgarrada.

Fausto