Desde hace tiempo, la encontré a usted Maestra, a usted y a su mundo de bancos de tinteros, de pizarras y de guardapolvos blancos. Buenos días no decía usted cada mañana, ahí, puesta en pie, entre 2 fotos y una cruz, nos hacia rezar, nos hacia cantar y nos devolvía el buenos días y de propina un beso en la mejilla.
Pero lo que usted nunca supo maestra, es que, mientras quería usted que yo me aprendiera las tablas de multiplicar, mis ojos le iban arañando, esas rodillas que usted púdicamente apretaba y apretaba, pero sabe usted, un número para mi nunca valió lo que vale un pedacito de carne rosada. Y a pesar de que usted me hacia ir cada día a la iglesia y a pesar de que usted me robaba mi regaliz, aquel fue un mundo pequeño y maravilloso, aquel fue un mundo de lapiceros de colores....con los que usted pintaba cosas que solo usted que solo usted podía borrar, porque solo usted, rodeada de curas, le dio amor, sentido y mucha ternura a ese mundo que se levanta a levanta a 4 palmos del suelo y que se llama niño; es por eso que hoy después de tanto tiempo para usted, y también para sus niños, yo quisiera pedir, que de sus ojos siga naciendo aquella paz azul que nos hizo un poco más dulce la escuela y que no se haga nunca un nudo en la garganta...por pensar qué habrá sido de nosotros, porque usted nunca supo maestra, que el mundo solo es el mundo, que el hombre solo es el hombre y que es muy diferente, el perfume que usted desprendía y lo que luego nos fue tocando respirar en la calle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario